José Correa Camiroaga. Bruselas
La Fuerza esta conmigo, me dije, la primera vez que vi la película, a los diecinueve años, llorando a moco tendido, haciendo rechinar los dientes,
pellizcándome las sienes.
1 En el conjunto de la obra narrativa de Roberto Bolano, obra que crece casi día a día,2 se pueden destacar algunas constantes —verdaderas líneas de fuerza que la atraviesan en todas direcciones— que la caracterizan. La primera y más importante es, sin duda, la presencia de elementos autobiográficos y referenciales (aunque, en palabras del autor mismo “la referencialidad no sirve para nada”) en donde es difícil distinguir los limites de lo ficticio y lo real, sin embargo, extrapolando palabras de Mario Vargas Llosa, podemos decir que en Bolano “lo literario termina prevaleciendo sobre lo histórico, la invención y la palabra manipulando la memoria de lo vivido para construir otra historia de estirpe esencialmente literaria, es decir, ficticia”.3 La segunda, la presencia en casi todos sus relatos de personajes que se ocupan del ejercicio de la literatura en todas sus formas, ya sea como aficionados o como profesionales. La tercera es la presencia del cine como comparación o metâfora, como una de las activdades principales del ocio o en algunos aspectos de la filmación propiamente tal. Quiero destacar todavía una cuarta constante, aunque esta es infinitamente menos importante que las anteriores: las lágrimas. Los personajes lloran: cuando escuchan o leen un relato o un poema, cuando ven o escuchan el relato de una película, cuando hablan por teléfono, o a veces sin motivo aparente…
2 El cine es, entonces, una de las telaranas que constelan toda la obra de Roberto Bolano. Los personajes son espectadores, actores, actrices, câmaras, productores, directores; el narrador usa el cine como elemento retórico; es el tema de algunas narraciones, elemento clave o correlato de otras. En una de sus primeras novelas, Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce,4 el protagonista nos dice: “Debo advertir, asimismo, que ahora tengo 29 anos y que a los 26 ya era un veterano de la resistencia, con varias novelas a medio escribir, varios libros de poemas a medio publicar y un par
de cortometrajes en super-8 dirigidos y financiados por mi” (11); este mismo personaje se identifïca con un actor de cine: “Estábamos llegando cuando recordé a Belmondo en A bout de souffle y me puse a imitarle mientras conducía: Milano, Genova, Roma… C’est joli la campagne… J’aime beaucoup la France… Si vous n’aimez pas la mer, si vous n’aimez pas la montagne —y miraba a Ana como Belmondo miraba a los espectadores en esa misma escena—, si vous n’aimez pas la ville… allez vous faire foutre!” (62). Además, esta escribiendo una novela y entre los datos para la biografía de su personaje indica que verâ en la calle películas de Chariot y del Gordo y el Flaco y entre las notas del libro se referirâ a un “proyecto de Eisenstein para filmar Ulises”.
3 A nivel estilístico, la comparación es el recurso más usado por Bolano y en su inmensa mayoria uno de los términos de la comparaciôn es el cine. Algunas de las mâs bonitas comparaciones provienen de la novela citada anteriormente (“Quizás hacía años que no bailâbamos, tan apretados el uno contra el otro, tan sin memoria o tal vez con memorias prestadas, breves y claras como la de ciertos héroes cinematográficos” (37); “Parecía como si la ciudad se hubiera sumergido en una película de gansters que la aterrorizaba pero que simultâneamente la hacia feliz” (63), sin embargo ejemplificaré ahora con el cuento “Vida de Anne Moore” de Llamadas telefónicas 5 porque en él se utiliza la referencia cinematográfica de manera casi sistemâtica para dar cuerpo a las situaciones y perfïlar los personajes. Las seis citas que siguen, son las bisagras del cuento, su elemento articulador:
Arme recuerda que la conversación que mantenían su hermana y su novio le pareció extremadamente artificial, como si estuvieran dando vueltas alrededor del argumenta de una pelicula y no de algo que había sucedido en la vida real. (181)
Las paredes de la pension parecían estar hechas de came. Came cruda y came a la plancha, indistintamente. Y mientras la follaban miraba las paredes y veía cosas que se movían, que corrian por aquella superficie irregular, como en una pelicula de John Carpenter, aunque yo no recuerdo ninguna pelicula de Carpenter con aquellas peculiaridades. (185)
Tony era muy suave y muy sincero, el primer hombre sincero que Anne conocía, tan sincero que a la salida de un cine (era una pelicula de
Antonioni, era la primera vez que iban juntos al cine) le confesó sin rubor que se había aburrido y que era virgen. (189)
Un apunte curioso: a Tony le encantaban las películas pomográficas y solia ir en compañía de Anne, a quien nunca antes, por supuesto, se le habla ocurrido visitar un cine de este tipo. De las peliculas pomogrâficas le chocó el que los hombres siempre eyacularan afuera, en los pechos, en el culo o en la cara de sus compañeras. Las primeras veces sentía vergüenza de ir a esta clase de cines, algo que no parecía experimentar Tony, para el cual si las peliculas eran legales uno no debía sentir ningún tipo de pudor. (190)
Durante cinco horas estuvo sentada en el aeropuerto de Seattle pensando en su vida y en su enfermedad y una y otra le parecieron vacías, como una película de miedo con una trampa sutil, esas peliculas que no parecen de miedo pero que al final obligan al espectador a gritar o a cerrar los ojos. (194)
La voz de Gloria, recuerda Anne, no era câlida, no era afectada, era una voz con un vago acento de Nueva Inglaterra, aunque ella supo de inmediato que no era de Nueva Inglaterra, era una voz objetiva parecida a la de Linda (menos nasal que la de Linda), la voz de una mujer que caminaba sola. Esta imagen se corresponde con el cine del Oeste, donde pocas mujeres caminan solas, sin embargo es la imagen que Anne empleó. (196-197)
4 Para redondear en la retórica y en la estructura narrativa de los textos, agregaré aún dos ejemplos mâs, tomados esta vez de Estrella distante:6
Apenas lo conocía y decidió invitarlo al cine. Daban una de Bergman, no recuerdo cuál. […] Entonces, en aquellas visitas con las Garmendia, la casa le pareciô preparada, dispuesta para el ojo de los que llegaban, demasiado varia, con espacios en donde claramente faltaba algo. En la carta donde me explicó estas cosas (carta escrita muchos anos después) Bibiano decía que se había sentido como Mia Farrow en El bebé de Rosemary, cuando va por primera vez con John Cassavettes, a la casa de sus vecinos. Faltaba algo. En la casa de la pelicula de Polanski lo que faltaba eran los cuadros, descolgados prudentemente para no espantar a Mia y a Cassavettes. En la casa de Ruiz-Tagle lo que faltaba era algo innombrable (o que Bibiano, años después y ya al tanto de la historia o de buena parte de la historia, consideró innombrable, pero presente, tangible), como si el anfitrión hubiera amputado trozos de su vivienda. (17)
Romero no parecía distinto. No parecía mejor ni peor que antes. Respiraba sin dificultad. Al mirarlo me pareció idéntico a Edward G. Robinson. Como si Edward G. Robinson hubiera entrado en una mâquina de moler came y hubiera salido transformado: mâs flaco, la piel más oscura, mâs pelo, pero con los mismos labios, la misma nariz y sobre todo los mismos ojos. Ojos que saben. Ojos que creen en todas las posibilidades pero al mismo tiempo saben que nada tiene remedio. Vâmonos, dijo. (156)
5 Los personajes de Bolano son proyectos de cineastas y/o escritores o están en contacto con la cinematografia en calidad de espectadores, en una amplia gama que va desde los simples veedores de películas a cinéfdos, a asiduos visitantes de cinematecas y cineclubes. Así desfilan por los relatos una fauna variopinta y curiosa: el futbolista chileno que ve películas de Van Damme en Barcelona; el joven adolescente que en Mexico, después de dedicarse a la escritura hasta que empiezan las funciones matinales, busca las películas europeas, “aunque algunas mananas de inspiración no discriminaba el nuevo cine erótico mexicano o el nuevo cine de terror mexicano, que para el caso era lo mismo”, en donde “los iconos oscilaban entre el Santo, el Científico Loco, los Charros Vampiros y la Inocente”; los jóvenes estudiantes chilenos que ven a Bergman; un ex- actor porno que luego de su jornada como camarero en el restaurante de un policía jubilado en Buenaventura (Colombia) ve pellculas de Disney y del viejo cine venezolano, colombiano y mexicano; el asesino a sueldo que conserva todas las peliculas de este actor pomo.
6 Otras veces, estos mismos personajes u otros nos cuentan filmes o nos ponen en contacto con la producción cinematográfica. En el cuento “El Gusano”,7 Arturo Belano de dieciséis años ocupa las mananas fmgiendo que va al colegio y se dedica a holgazanear, comprar o robar libres e ir al cine. La película que mâs veces ha visto “cree” que es francesa y nos cuenta su argumento, muy similar al de las peliculas mexicanas que veía. La tercera vez que ve la película nota que el libre que la protagonista esta leyendo en la escena final es La Caída de Camus. Una de esas mananas de ganduleo ve que hay una filmación en el interior de la Alameda de Ciudad de México. En una pausa, la estrella Jacqueline Andere que Belano ha reconocido inmediatamente, conversa con un tipo, quizâs Ignacio López Tarso (reténgase el nombre), que enfadado se aleja hacia un lado de la Alameda y Jacqueline, separândose del equipo de filmación parte hacia la dirección desde la que se acerca Belano. Se cruzan y este le pide un autôgrafo. Conversan un poco, sobre todo de las peliculas que el joven ve y luego le firma el autôgrafo en la primera pagina del libre La Caida…, naturalmente.
7 En “Prefiguración de Lalo Cura”,8 el protagonista-narrador es hijo de Connie, una de las tres estrellas de la Productora Cinematográfica Olimpo dedicada a peliculas pornográficas. Este Lalo Cura casi naciô en un plató: su madre seguía trabajando con
una barriga de ocho meses. Allí conociô a Pajarito Gómez, la estrella masculina del equipo, el ex-actor pomo a quien ya nos hemos referido, con quien mantendrâ, ahora adulto y convertido en sicario, el diálogo siguiente mientras estân viendo un video en que trabaja uno de los actores preferidos de Pajarito, Ignacio Lôpez Tarso (el otro es Matt Dillon): “Un buen actor, señalé por decir algo. Un padre de la patria, corroboré el Pajarito. Tenía razén. Luego susurré: etcétera, etcétera. Pinche Pajarito jodido.”
8 Olegario Cura, conocido como Lalito en el set y más tarde simplemente como Lalo Cura nos describe las filmaciones dirigidas por el polifacético alemán Helmut Bittrich, responsable de la productora. Y también nos narrará los argumentos de tres filmes, Kundalini, Impluvio y Barquero. Extranas películas con inusuales veleidades para el género porno.
9 En “Días de 1978”9, el personaje B se encuentra en una reunión social de chilenos exiliados en Europa. Todos los asistentes abandonan paulatinamente el salón y solo quedan B, U, con quien ha tenido un altercado en otra fiesta de chilenos al comienzo del cuento y una chica sin nombre, hija de un dirigente sindical asesinado. La chica se larga a hablar y les cuenta la última película que ha visto, que ha encontrado muy mala y pregunta por alguna que esté bien y que le puedan recomendar. U dice que no ha ido al cine en mucho tiempo y B, que lo único que quiere es levantarse, irse de esa casa y del barrio en que se encuentra, dice que él si ha visto una pelicula muy buena y se pone a contarla. Durante tres paginas completas narra con lujo de detalles sin indicamos su titulo la pelicula Andrei Rublev de Tarkovski.
10 Hasta aqui, hemos revisado el contar peliculas como una actividad que se lleva a cabo sin un motivo aparente, predeterminado. Es más bien el producto del azar, aunque algunos filmes se acoplen de manera entranable a la estructura de los cuentos. Sin embargo, debemos enfatizar que todas ellas son parte sustancial de la vida de los personajes. En La senda de los elefantes de 1993, novela que ha sido reeditada en 1999 con el titulo Monsieur Pain10 el cine jugará un papel diferente. La novela se desarrolla en abril de 1938 en Paris. El narrador y protagonista, Pierre Pain es mesmerista. Madame Raynoud, viuda de uno de sus pacientes fallecido le pide que asista profesionalmente al esposo de una amiga, el señor Vallejo que se esta muriendo de hipo. Dos oscuros personajes que hablan espanol le siguen por la ciudad, le parece distinguirlos de nuevo entre los médicos de la Clínica Arago, donde le impiden atender a Vallejo, mâs tarde estos le citan en un cafe del Barrio Latino y le sobornan para que se olvide de la Clinica y de Vallejo. Monsieur Pain acepta el soborno sin saber muy bien porqué, pero tiene remordimientos de conciencia. Telefonea a su viejo maestro, Monsieur Rivette quien le recuerda sus otros dos companeros de estudio en su casa del Boulevard Richard Lenoir en 1922, Terzeff que se suicidé en 1925 colgândose del puente Mirabeau y Pleumeur- Bodou que ahora vive en España y se ha hecho fascista. Posteriormente Pierre Pain, nuevamente a instancias de Madame Raynoud vuelve a la clinica pero no logra entrar. Pasan algunos dias, la intriga se complica aún más y Monsieur Pain estâ cada vez mâs abatido. Un día, desde dentro del restaurante donde esta comiendo, ve pasar a uno de los dos espanoles y comienza a seguirlo por calles y plazas de Paris. En un momento dado cree haberlo perdido, pero
No tardé mucho en divisarlo, en la misma acera, detenido frente al cartel de un cine minúsculo en el cual nunca antes había reparado. Al cabo de observar detenidamente la publicidad del film, contra lo que yo esperaba, procedió a comprar un billete y desapareció en el interior de la sala. Medité que la situación habla llegado a un punto inesperado y que era necesario actuar con decisión.
La película se llamaba Actualidad y la anunciaban de forma un tanto vaga como una historia de amor y ciencia; los actores principales, desconocidos para mi, eran un hombre y una mujer, ambos jóvenes, de rostros perfectos y graves. Tuve la sensación de que se trataba de maniquíes aunque a todas luces eran la pareja enamorada de cualquier melodrama. En algunas fotos aparecía también un actor de carácter, con el rostro invariablemente contraído en una mueca de dolor y estupor increíbles; en el afiche publicitario la compañía cinematográfica habia tenido a bien anunciar que aquella era su última pelicula: “Nuestro entranable M…, que ahora esta en el Cielo…” M…, si, lo recordaba, un actor secundario, de vis cómica, sin demasiada suerte. El rictus de las fotos, sospeché, se debía más a la enfermedad que terminé matândolo que a exigencias del guión.
11 Monsieur Pain entra al cine, la pelicula comenzada y se sienta en la parte trasera de la sala. El narrador nos relata extensamente la pelicula, salpicando su lenguaje aquí y allí con detalles filmicos técnicos: la iluminacion de la escena, los pianos de las tomas, los fotogramas, escenas completas con todos sus diâlogos y detalles, los recursos filmicos para evidenciar que el protagonista sueña: “las escenas ulteriores transcurren como dentro de un remolino, lo que hace suponer que esta sonando” (no olvidar que estamos en 1938). Al mismo tiempo relata lo que esta ocurriendo en la sala: dónde esta la persona a quien Monsieur Pain viene siguiendo, la cantidad de espectadores (pocos) en la sala casi varia, un nuevo espectador titubeante conducido por el acomodador, el hecho de que alguien viene a sentarse junto al español.
12 Hasta ese momento la descripción del cine y la pelicula han servido como escenografía en donde transcurre el relato, pero a partir de ahora hay, primera, un verdadero contrapunto entre el relato cinematográfico y su marco, la novela que luego se entremezclarân indisolublemente. Monsieur Pain va a sentarse junto al espanol y su acompanante, que resulta ser un viejo conocido suyo, Pleumeur-Bodou, companero de estudios de su juventud. Pleumeur-Bodou ha visto la pelicula de marras muchas veces pero no conoce el final porque nunca la ha visto entera (cosa que ahora tampoco ocurrirâ). La pelicula enmarcada en el relato enmarca a su vez otra pelicula (un documentai mudo de los años 20) en donde aparece Terzeff, el otro companero de estudios de ambos.
Mi pregunta [dice Monsieur Pain] es de qué manera todo eso se ha convertido en una pelicula. Admita usted — me negaba a tutearlo, pese a la familiaridad con que él lo hacía— que es extraordinario que aparezca Terzeff con sus companeros de trabajo en medio de un melodrama siniestro.
– No me diras que no es un documento fantâstico [contesta Pleumeur-Bodou].
13 En estas pâginas de La Senda de los Elefantes se entremezclan distintos niveles de realidad cuya función principal es, según yo, hacer aparecer las fronteras de la realidad histórico-cronológica y de la realidad de fición como un territorio vago y permeable cuyos deslindes no se pueden o no se quieren precisar; tal como ocurre con muchos personajes de Bolano, en donde lo autobiográfïco y lo puramente literario son vasos comunicantes que se influyen y contaminan permanentemente. Aquí personajes situados en un hic et nunc literario, Paris 1938, ven un película de 1934 en donde aparece en un documentai de 1920, un companero ya muerto en 1925, que se ha suicidado o ha sido asesinado después de haber descubierto algo terrible: que el 19 de abril de 1906, Pierre Curie no murió en un accidente sino que fue asesinado…
14 Demás esta decir que toda esta escena es como una anticipation premonitoria, una especie de mise en abîme de la trama de La Senda de los elefantes…
– ¿Cómo termina la película?— pregunté. Me miró sorprendido.
– La pelicula… —dije— Actualidad… Usted ya la ha visto, ¿no?
– Infinitas veces.
– ¿Cómo termina?
Pleumeur-Bodou sonrió tristemente.
– De una manera vulgar. Michel asesina a sus padres. Luego intenta matar a su mujer. No lo consigue. Se suicida. Pero antes le prende fuego a la mansion, un fuego magnífico, la destrucción total…
– ¿Y el valet?
– Ah, esa marisabidilla curiosa muere entre las Hamas, no se sabe muy bien si accidentalmente o no. ¿O tal vez emprende la huida? Eso es, se marcha. Desaparece. Se lo traga la noche. La pelicula es bastante rara… No tengo una idea formada de ella. La verdad no la entiendo del todo.
– Pero usted la ha visto muchas veces.
– Si, pero hay secuencias, fragmentas, que todavía no entiendo. Tal vez nunca, qué más da…
15 Después de esta experiencia, Monsieur Pain retoma la “balsámica lectura de Las vidas imaginarias y La cruzada de los ninos de Schwob” y algunos días mâs tarde se encuentra por casualidad con Madame Raynoud en la rue Rivoli quien le cuenta que Vallejo ha muerto y que Aragon ha hecho un discurso en su entierro porque ese Vallejo muerto en Paris en abril de 1938 “era un poeta, aunque muy poco conocido y pobrisimo”.
16 Estrella distante,11 obra prenada de poetas, autobiografía y cine, es uno de los relatos de Bolano en donde más cuesta no dejarse seducir por las trampas referenciales, tan concretas y evidentes.12 En febrero de 1996, Bolano publica La literatura nazi en Chile cuyo último capítulo se titula “Ramírez Hoffman, el infame”. Este capitulo de 22 paginas se convertirâ ocho meses después en las 145 páginas de Estrella distante, porque según Bolano la historia se la había contado su compatriota Arturo B y este no estaba conforme con el resultado. Por eso
nos encerramos [con Arturo B] durante un mes y medio en mi casa de Blanes y con el ültimo capitulo en mano y al dictado de sus suenos y pesadillas compusimos la novela. […] Mi función se redujo a preparar bebidas, consultar algunos libros, y discutir, con él y con el fantasma cada día más vivo de Pierre Menard, la validez de muchos pârrafos repetidos.13
17 La mayoría, si no todos los personajes han sido rebautizados en Estrella distante. El teniente Carlos Ramirez Hoffman, alias Emilio Stevens, pasará a llamarse Carlos Wieder, alias Alberto Ruiz-Tagle, conservando, sin embargo sus dos ültimos alias R. P. English y Jules Defoe. Yo me referiré a la novela focalizando, trayendo a primer piano aquellos elementos que sirven para mi exposiciôn.
18 Durante los años del gobierno de Salvador Allende, el teniente Wieder se infiltra en los talleres de poesía de la ciudad de Concepción en Chile como Ruiz-Tagle. Después del golpe de estado de 1973 cometerá un sinnümero de fechorias (asesinatos y torturas) que permanecen en la sombra, mientras su fama literaria se acrecienta luego de escribir poemas en los cielos de Concepciôn, la Antârtida y Santiago.
Una carrera [literaria] que por aquellos días, los días de las exhibiciones aéreas, recibiô el espaldarazo de uno de los mâs influyentes críticos literarios de Chile (algo que literariamente hablando no quiere decir casi nada, pero que en Chile, desde los tiempos de Alone, significaba mucho), un tal Nicasio Ibacache, anticuario y católico de misa diaria aunque amigo personal de Neruda y antes de Huidobro y corresponsal de Gabriela Mistral y blanco predilecto de Pablo de Rokha y descubridor (segün él) de Nicanor Parra, en fin, un tipo que sabía inglés y fiancés y
que murió a finales de los setenta de un ataque al corazôn. En su columna de El Mercurio Ibacache escribiô una glosa sobre la peculiar poesia de Wieder. El texto en cuestión decía que nos encontrábamos (los Iectores de Chile) ante el gran poeta de los nuevos tiempos.14
19 En los últimos años de la dictadura chilena, la pista de Wieder se pierde en Sudáfrica, en Alemania, en Italia. Su padre, quizás la única persona que sabe su paradera muere en 1990 y, como los tiempos están cambiando en Chile, es casi tranquilizador pensar que quizás Wieder también esté muerto. En 1992 su nombre sale a relucir en una encuesta judicial sobre torturas y desapariciones. Es la primera vez que aparece públicamente ligado a temas extraliterarios. Se le siguen juicios que no prosperan.
Muchos son los problemas del pais como para interesarse en la figura cada vez más borrosa de un asesino multiple desaparecido hace mucho tiempo. Chile lo olvida. […] Es entonces cuando vuelve a aparecer en escena Abel Romero y cuando vuelvo a aparecer en escena yo. Chile también nos ha olvidado. […] Cuando le pregunté que queria (pero ya lo había dejado entrar en mi casa y puesto agua a hervir para tomarnos un té) dijo que andaba tras la pista de Carlos Wieder. […] Le puedo ofrecer doscientas mil pesetas, dijo. Acepto, ¿pero en qué puedo ayudarle? En asuntos de poesía, dijo. Wieder era poeta, yo era poeta, él no era poeta, ergo para encontrar a un poeta necesitaba la ayuda de otro poeta. Le dije que para mi Carlos Wieder era un criminal, no un poeta. Bueno, bueno, dijo Romero, no nos pongamos intolerantes, tal vez para Wieder o para cualquier otro usted no sea poeta o sea un mal poeta y él o ellos sí, todo depende del cristal con que se mira, como decía Lope de Vega, ¿no cree?15
20 Romero trae consigo tres videos (en La literatura nazi, los videos son cuatro) senalando que en las tres películas esta Wieder. Eran películas pornográficas de bajo presupuesto. El narrador ve estas peliculas dos veces, pero no descubre nada, luego Romero le dice que Wieder esta en todas ellas, pero detrâs de la cámara y le cuenta, además, que seis personas del equipo de filmación habían aparecido asesinadas en una villa del Golfo de Tarento: tres actrices, dos actores y el cámara. El asunto estaba relacionado con un circuito de hard-core criminal, “es decir con las películas porno con crímenes no simulados”. El protagonista pregunta qué tiene que ver Wieder en todo esto: había otro cámara, un tal R.P. English que nunca pudo ser localizado y Romero cree que se trataba de Wieder. Romero había comenzado su investigación buscando gente que hubiera conocido a English y en una clínica de Nîmes encuentra a una actriz, Joanna Silvestri que habia trabajado con él.
21 Joanna Silvestri, actriz pomo, es la protagonista de un cuento que lleva su nombre en otro libro de Bolano, Llamadas Telefónicas. El cuento empieza así:
Aquí estoy yo, Joanna Silvestri, de 37 afios, actriz pomo, postrada en la Clinica Los Trapecios de Nîmes, viendo pasar las tardes y escuchando las historias de un detective chileno. ¿A quién busca este hombre? ¿A un fantasma? Yo de fantasmas sé mucho, le dije la segunda tarde, la última que vino a visitarme, y él compuso una sonrisa de rata vieja que asiente sin entusiasmo, rata vieja inverosimilmente educada. De todas maneras, gracias por las flores, gracias por las revistas, pero yo a la persona que usted busca casi no la recuerdo, le dije.16
22 Y sus últimas líneas dicen:
Conocí a R.P. English en alguno de mis multiples rodajes por las tierras de Italia, pero su rostro ya hace mucho que se instaló en la zona de sombras. Y el detective me dice que esta bien, conforme, tómese su tiempo madame Silvestri, por lo menos lo recuerda, eso ya es algo para mi, ciertamente no es un fantasma. Y entonces estoy tentada de decirle que todos somos fantasmas, que todos hemos entrado demasiado pronto en las películas de fantasmas, pero este hombre es bueno y no
quiero hacerle daño y por lo tanto me quedo callada. Además, quien me asegura a ml que él no lo sabe.17
23 En Lloret de Mar vive ahora Jules Defoe, último nombre de Wieder. Y luego del reconocimiento visual por parte del narrador, Romero parte a arreglar cuentas con él. Vuelve media hora después. Ningún rasgo visible delata lo que ha hecho (o creemos que ha hecho porque las precisiones biográficas que aparecen en La literatura nazi, “Santiago de Chile 1950 – Lloret de Mar, España, 1998” no las volvemos a encontrar en Estrella distante). Respira tranquilamente y no parece mejor ni peor que antes. “Al mirarlo me pareció idéntico a Edward G. Robinson. Como si Edward G. Robinson hubiera entrado en una mâquina de moler came y hubiera salido transformado: más flaco, la piel mâs oscura, más pelo, pero con los mismos labios, la misma nariz y sobre todo los mismos ojos. Ojos que saben. Ojos que creen en todas las posibilidades pero al mismo tiempo saben que nada tiene remedio. Vâmonos, dijo.”18
24 Quiero terminar este panorama de la presencia del cine en la obra de Roberto Bolano invirtiendo los papeles: quien irâ ahora al cine es el ‘personaje’ Roberto Bolano de la novela Soldados de Salamina de Javier Cercas. 19 Naturalmente este Roberto Bolano es también chileno y escritor, tiene 47 años, vive en Blanes, ha escrito un buen numéro de libros y acaba de ganar un gran premio literario, pero, repitiendo la formula que aparece en los créditos cinematográficos, deberemos agregar que cualquier semejanza con personas vivas o muertas o hechos reales o ficticios es simple casualidad. Y si esto no es suficiente como marco de referencia, repetimos aquí las palabras que el personaje Antoni Miralles dice del personaje Roberto Bolano: “siempre pensé que era un tipo de talento, ademâs de un mentiroso redomado. Pero supongo que hay que ser un mentiroso redomado para ser un buen novelista, ¿no?”20. Ya sabemos, entonces, en que aguas estamos navegando.
25 En la novela Soldados de Salamina, Bolanos le cuenta al teléfono a Javier Cercas, que estâ ocupado escribiendo Soldados de Salamina (!), la historia de un visitante del camping Estrella de Mar de Castelldefells en el que trabajó cuatro veranos entre 1978 y 1981. Un catalân de Barcelona o sus alrededores, Antoni Miralles, que vive en Francia desde la caída de la Repüblica y que cada agosto llegaba al camping con su rulot. Bolano y Miralles se hacen amigos en las noches que pasan juntos en el bar del camping y este terminarâ contândole un día, sin jactancia ni orgullo, todas las peripecias de su historial de las guerras en las que participé casi por casualidad. A Miralles le gustaba mucho el cine y veía pelîculas en la tele bajo la marquesina de su caravana o iba a Castelldefells y se tragaba en una tarde las tres películas de la cartelera, sin importarle qué ponían. Una tarde le propone a Bolano que le acompane al cine, y este, como no tiene nada mejor que hacer, accede. La película que daban esa tarde era Fat City de John Huston. “Ahora puede parecer mentira que en un pueblo de veraneo pusieran un película de Huston, pero entonces pasaban esas cosas”, dice Bolano. La ciudad de la pelicula es Stockton que es todo lo contrario que la ciudad de oportunidades o ciudad fantástica que entendemos en el título Fat City: es solo una ciudad para el fracaso. Ni el boxeador joven ni el boxeador viejo, los dos protagonistas del film, o ninguno de los que les rodean, vislumbra siquiera la posibilidad del éxito. Después de la pelicula, Miralles y Bolano se van a un bar y, sentados en la barra, se quedan charlando y bebiendo hasta muy tarde
frente a un gran espejo que nos reflejaba y reflejaba el bar, igual que los dos boxeadores de Stockton al final de Fat City, y yo creo que fue esa coincidencia y las cervezas lo que hicieron que Miralles dijera en algün momento que nosotros íbamos
a acabar igual, fracasados y solos y medios sonados en una ciudad atroz, orinando sangre antes de salir al ring para pelear a muerte con nuestra propia sombra en un estadio vacío.21
26 Cuando muy tarde por la noche vuelven al camping, charlando y riéndose por cualquier cosa, el bar del Estrella de Mar ya esta cerrado. Se despiden, Bolano se va para su tienda y Miralles para su caravana y desde la distancia, a la luz de una farola en medio del camping dormido y antes de que de nuevo vuelva a estallar su risa reprimida, Miralles le susurra a Bolano: “‘Bolano, nos vemos en Stockton’. Y a partir de aquel día, cada vez que nos despedíamos hasta la mañana siguiente o hasta el siguiente verano, Miralles añadía siempre: ‘¡Nos vemos en Stockton!’”22
27 Aquí termina el relato telefónico de Bolano a Cercas y los interlocutores se quedan en silencio. Bolano quizâs esperando algün comentario, pero a Cercas al igual que a mi, José Correa, en el momento en que yo leía el texto que él escuchaba, nos había pasado lo mismo que le ocurre a tantos personajes del escritor Roberto Bolano y que en el comienzo de este artículo he mencionado como la cuarta constante de su obra: estábamos llorando y Cercas, por lo tanto, no puede hacer ningün comentario.
28 De esta manera termino aqui, provisionalmente, esta aventura literariocinematográfica de un autor que reniega explícitamente del valor de lo referencial,23 pero que no puede dejar de darnos constantemente pistas autobiográfi cas en sus relatos. Digo provisionalmente porque si me va bien, a lo mejor escribo una aventura literario- cinematográfica 2, o 3 o 4, como Rambo, Locademia de policía, y tantas otras magníficas películas. Y sin olvidar, tampoco, que en las peliculas siempre hay héroes y villanos, como en la realidad, pero en la realidad los villanos también perpetran cine y literatura.
29 THE END
BIBLIOGRAPHIE
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BOLANO, Roberto y GARCIA PORTA, Antoni, Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, Barcelona: Anthropos, 1984.
BOLANO, Roberto, La senda de los elefantes, Toledo: Ayuntamiento de Toledo, 1993.
—, La literatura nazi en Chile, Barcelona: Seix Barrai, 1996 [1996a],
—, Estrella distante, Barcelona: Anagrama, 1996 [1996b],
—, Llamadas telefónicas, Barcelona: Anagrama, 1997.
—, Nocturno de Chile, Barcelona: Anagrama, 2000.
—, Monsieur Pain, Barcelona: Anagrama, 2000.
—, Putas asesinas, Barcelona: Anagrama, 2001.
CERCAS, Javier, Soldados de Salamina, Barcelona: Tusquets, 2001.
JÔSCH, Melanie, “Entrevista a Roberto Bolano”, in Primera Línea, diciembre de 2000.
VARGAS LLOSA, Mario, “El sueno de los héroes”, in El Pais, 3.09.2001.
NOTES DE BAS DE PAGE
- Bolaño [2001:100].
- Se acaba de reeditar su primera novela, Amberes (Barcelona, Anagrama, 2002), escrita a comienzos de los ochenta y que al igual que La senda de los elefantes no aparece en las bibliografías que hemos consultado. Se anuncia, ademâs, la publicación, dentro de un fecha muy inmediata, de las obras Bianca en Roma y Dos dos seis seis seis.
- Mario Vargas Llosa [2001].
- Bolano [1984], En “Carnet de Baile” de Putas Asesinas, el hablante, un chico de 17 anos en México (!) nos dice: “Dos años después, en 1970, conocí a Alejandro Jodorowski, que para mi encamaba al artista de prestigio. […] le dije que quería que me ensenara a dirigir peliculas y desde entonces me converti en asiduo visitante de su casa”. Bolano [2001:208].
- Bolaño [1997:175-204].
- Bolaño [1996b].
- Bolaño [1997:71-83].
- Bolaño [2001:97-112].
- Bolaño [2001:65-79].
- Bolaño [1993 y 1999].
- Bolaño [1996b].
- “Aun cuando todo lo que […] cuenta tuera verdad, y los protagonistas que en la historia aparecen hubieran sido en la realidad tal como allí se los describe, el libro no sería menos novelesco, fantaseoso y creativo, debido a la astuta manera como esta edificado, al sutil artificio de su construcción. Y, también, claro, a la fuerza persuasiva de su palabra, a la efïcacia de su estilo”. Estas palabras de Vargas Llosa [2002], escritas para un complice literario de Bolano, se pueden aplicar perfectamente a Estrella distante.
- Bolano [1996b:11].
- Bolaño [1996b:45]. No podemos dejar de senalar que estas características del personaje nos parece que han encontrado su fuente de inspiración en la figura de un poeta chileno (una persona decente, digâmoslo también inmediatamente y no un criminal), Raúl Zurita, que en 1982 publicó Anteparaiso en donde reproduce las fotografías de unos poemas escritos en los cielos de Nueva York. La obra tue saludada con los mâs grandes elogios por ‘el crítico’ chileno de la época, el cura Ignacio Valente (que a su vez inspira al Ibacache de nuestra cita y que sera, mas tarde, el protagonista de Nocturno de Chile [Bolano 2000]) quien veía en Zurita al gran poeta, sucesor de Huidobro, Neruda y Parra. Raúl Zurita, a quien conocí en Paris en 1983 combinaba extranamente bien su imagen de poeta rebelde y alucinado con una dulzura y cortesía en el trato que solo habia visto en Valparaíso en uno de sus maestros, Juan Luis Martinez. Hoy día, al parecer, Zurita no solo se ha convertido en uno de aquellos agregados culturales que Bolano no puede soportar, sino ademâs en el poeta oficial del presidente chileno Lagos.
- Bolano [1996b:126].
- Bolano [1997:159] El cuento rememora los momentos cumbres de la actriz Joanna Silvestri, el ano 1990 cuando viaja a filmar a Los Angeles en Estados Unidos. Allí vemos todo el proceso de filmación y la relación de director, actores y técnicos, contados con la misma seriedad y prolijidad de cualquier obra cinematográfica, aunque aqui se trate de cine pomo. Siempre que Bolanos trata la producción cinematogrâfica, las películas son pomo. Asi ocurre también en el cuento “Prefiguración de Lalo Cura” del volumen Putas asesinas. Un hecho curiosísimo es que en estos dos cuentos hay un actor, Pajarito Gômez en uno, Jack Holmes en el otro, cuya presencia y
magnetismo impregnan las escenas en que participan de un aura extraordinaria como solo los mâs grandes actores de la pantalla pueden hacerlo. Cuando Joanna Silvestri esta filmando en Los Angeles, Jack Holmes ya no actúa, a causa de “la enfermedad”, probablemente sida. Un día llega de visita al plató en momentos en que Joanna esta en plena filmaciôn. Joanna se da cuenta que algo ha ocurrido porque los actores empiezan a actuar mejor. Todo el mundo, salvo Joanna y el câmara, notan la presencia de Jack Holmes en el platô. Joanna cree que el esfuerzo extra de sus companeros de escena se debe a la presencia de algún gran productor, o que ha entrado un ángel en el platô y entonces ve a Jack: “estaba junto a Ronnie y me sonreía. Y entonces vi a los demás, a Robbie, a los electricistas, a Danny Lo Bello y su mujer, a Jennifer Pullman, a Margo Killer, a Samantha Edge, a dos tipos vestidos con trajes oscuros, a Jacinto Ventura que no tenía la cabeza metida en la câmara y solo entonces me di cuenta que ya no estaban filmando, pero durante un segundo o un minuta todos permanecimos estâticos, como si hubiéramos perdido el habla y la capacidad de movemos y el único que sonreia (pero tampoco hablaba) era Jack, y con su presencia parecía santifïcar el plató, o eso pensé después, mucho después, cuando volví una y otra vez sobre esta escena, parecia santifïcar nuestra película y nuestro trabajo y nuestras vidas” (170-171). Sin duda, este Jack Holmes era “un verdadero padre de la patria”, como Ignacio Lôpez Tarso.
- Bolaño [1997:173-174].
- Bolaño [1997:156].
- Cercas [2001].
- Cercas [2001:173-174].
- Cercas [2001:179].
- Cercas [2001:179].
- Jösch [2000]: “La referencialidad no sirve para nada. Uno de los grandes novelistas del siglo XX es Marcel Proust y la Recherche esta llena de referencias. Es una novela referencial al ciento por ciento y no tiene la más mínima importancia que tú sepas hoy quiénes eran los personajes. Acaso el ser referencial a veces ayuda a exorcisar algunos fantasmas o a clarificarte, pero solo a ti mismo. En ocasiones, la referencialidad se usa como un guante de desafio, en otras ocasiones mis que un guante de desafîo es un acto casi suicida. Si yo viviera en Chile, probablemente nadie me perdonaría esta novela [Nocturno de Chile], Porque hay mas de tres o cuatro personas que se sentirían aludidas, que tienen poder y que no me lo perdonarian jamás. La referencialidad puede ser leída desde multiples perspectivas, pero no creo que signifique mucho en la obra de un escritor.”

Jose Correa Camiroaga Profesor de literatura (QEPD enero 2025)